Aftas en niños, ¿cómo tratarlas?
Las aftas en la boca es una de las dolencias bucales más frecuentes después de las caries. Son lesiones inflamatorias que afectan a la mucosa de la boca y producen úlceras superficiales un tanto dolorosas. De hecho, son el resultado de la ruptura del epitelio, una membrana exterior que recubre la mucosa oral. Cuando esto pasa, la exposición de las terminaciones nerviosas a estímulos externos provoca dolor. O incluso, sensación de irritación al contacto con la comida, la bebida, el aire o la saliva.
Su origen es diverso y pueden ser debidas a mordeduras, ingesta de productos químicos o medicamentos o alergias alimentarias. Así como al estrés o a trastornos hormonales. En muchas ocasiones, están localizadas en la cara interna de las mejillas, en la mucosa de las encías o en los bordes de la lengua.
Pero, además, las aftas en los niños pueden ser debidas a infecciones víricas, algo más común en los pequeños durante la primera infancia. En este caso, las aftas son múltiples y se extienden por toda la mucosa bucal o la garganta, pudiendo provocar fiebre.
Para prevenir las aftas es imprescindible mantener una buena higiene bucodental y un buen cepillado de dientes tras las comidas. Recordemos que es muy importante cuidar de la salud dental de nuestros pequeños ya que afecta directamente a la salud de su cuerpo.
¿Cómo tratar las aftas?
Sea cual sea su origen, es importante seguir los siguientes consejos para tratar las aftas y reducir las molestias:
1- Tratamiento tópico:
Tratamiento tópico con productos que alivien el dolor y contengan ácido hialurónico. Pueden ser en gel, spray o enjuagues, según la localización de las llagas o el momento de aplicación.
Existen soluciones para acelerar su curación y siempre deberemos elegir la que ofrezca mayor protección, duración y capacidad regenerativa. La línea GUM® AftaClear, por ejemplo, proporciona un alivio inmediato y efectivo desde la primera aplicación. Además, protege, calma y repara la zona bucal afectada, propiciando una rápida curación y protegiendo la herida de agentes externos. Podemos adquirirlo en spray, gel o colutorio.
2- Seguir una dieta blanda:
Es imprescindible seguir una dieta blanda, de fácil masticación para disminuir las molestias. En estos casos, es recomendable evitar alimentos muy duros, calientes, salados, picantes y ácidos.
Es bueno saber también que algunos niños pueden presentar aftas bucales de forma recurrente con mayor o menor periodicidad. En estos casos, deberemos acudir al pediatra para que aporte las debidas indicaciones.